La luz.












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Vale, que suben al cielo entre tocho y porlan...
Vale, que lloran sus ojos lágrimas de cemento
viendo escaparse los sueños como los vientos.

Crecen de noche
y en el día se derrumban
los sueños que el olvido mece
por rumbas
en tanto llegue
el día de los elegidos
cuando el eco los devuelva
del olvido.

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