Qué humilde estaba la mar!
¡El cómo la gobernaba!
Tan dulce era su cantar,
que el aire se enajenaba.
¡El cómo la gobernaba!
Tan dulce era su cantar,
que el aire se enajenaba.
Rafael Alberti
Hombres de mar,
eterno buscador que nunca encuentra,
en el horizonte azulado de cielo y mar.
Rafael Alberti